Papermint, Quintero y Paper & Micro (Ex Micropack) un grupo que apuesta por la renovación de la industria gráfica

23/12/2025

Con 34 años de historia, el grupo encabezado por Papermint ha construido un ecosistema que integra servicios gráficos, packaging y etiquetas. En un mercado desafiante, la estrategia de Erik Toro Rivera se basa en innovación, inversión constante y una premisa clara: no quedarse quieto.

Papermint es el origen de todo. Fundada en mayo de 1991, la empresa se consolidó como un actor clave en servicios gráficos para imprentas, ofreciendo moldes, troquel, pegados de estuches, folia, laminado, Barnices UV, emplacados y terminaciones especiales.

“Papermint es la empresa madre, la que tiene la mayor inversión en el grupo”, explica Erik Toro Rivera, quien ha liderado la compañía desde sus inicios. Durante más de tres décadas, el foco fue claro: ser un partner estratégico de la industria gráfica, apoyando a otras imprentas en procesos que complementan la impresión.

Sin embargo, la realidad del mercado empezó a cambiar. La baja de precios de las máquinas, la internalización de procesos por parte de las grandes imprentas y la reducción de volúmenes hicieron que el negocio tradicional de servicios se volviera cada vez más estrecho.

“Las empresas comenzaron a comprar sus propias máquinas de terminación como troqueladoras foliadoras (hot stamping) ,troqueladoras barnizadoras y laminadoras etc. Nos fueron dejando con poco margen de reacción”, relata Toro.

Frente a ese escenario, Papermint tomó una decisión estratégica: integrarse verticalmente.

Del servicio al cliente final: la apuesta por el packaging

Ante la contracción del mercado de servicios, Papermint incorporó máquinas impresoras propias para llegar directamente al cliente final y entrar de lleno en el mundo del packaging.

“Decidí integrarme verticalmente y darme una oportunidad, Si quería seguir en la industria gráfica, tenía que tener las herramientas para competir”, comenta el ejecutivo.

El plan de mediano plazo es claro y ordena el futuro del grupo:

  • Papermint Packaging orientada a soluciones de envases y embalajes.
  • Micropack como heredera del rol histórico de empresa de servicio.
  • Quintero especializada en etiquetas, con foco en vinos y, cada vez más, en etiquetas industriales.

Quintero: etiquetas de vino y salto al mundo industrial

La empresa Quintero se incorporó al grupo en 2012, cuando Papermint compró parte de la compañía de un emprendimiento de César Morales un año antes, a partir de ahí Erik Toro se sumó de lleno a la gestión. Desde entonces, Quintero se ha posicionado como un actor relevante en etiquetas de vino, trabajando con viñas nacionales y aprovechando la experiencia acumulada del grupo.

Sin embargo, la desaceleración de las ventas de vino a nivel global ha impulsado una nueva línea de desarrollo: “Hoy el vino está pasando por un momento complejo. Por eso estamos potenciando el área industrial y haciendo inversiones fuertes para  tirajes más grandes”, explica Toro.

El grupo está en pleno proceso de traslado a una nueva planta de unos 2.400 m² en Maratón 3465, comuna de Macul, contiguo a las instalaciones de Papermint. Esa cercanía física es también una decisión estratégica: permite integrar mejor las capacidades de packaging y etiquetas para ofrecer soluciones más completas a las viñas y a otros clientes.

“Quintero tiene la entrada a las viñas; desde ahí queremos entrar con todo lo que es packaging”, adelanta.

Paper & Micro mantener vivo el ADN del servicio

La incorporación más reciente del grupo es Micropack, empresa ubicada en el centro de Santiago (sector Coquimbo con San Ignacio), en una zona estratégica para atender a múltiples imprentas medianas y pequeñas que requieren terminaciones y servicios gráficos.

La historia de esta adquisición refleja el estilo de gestión de Toro. Micropack llegó a su radar cuando le ofrecieron comprar una máquina; él respondió que no buscaba equipamiento aislado, sino un negocio con potencial.

Paper & Micro funcionará como plataforma de servicios especializados, reforzada con nuevas capacidades que el grupo planea incorporar para volver a posicionarla como proveedor clave de terminaciones, barnices, laminados y otros procesos de valor agregado.

Innovar para sobrevivir: tecnología y estrategia

La visión de Erik Toro respecto del futuro es nítida: sin renovación tecnológica no hay espacio en la industria gráfica.

El grupo está apostando fuertemente por equipos digitales e híbridos que permitan mayor velocidad, menor costo unitario y flexibilidad en los tirajes:

Impresoras digitales para responder a la creciente demanda de trabajos cortos y personalizados; Una nueva prensa híbrida digital–convencional, que permitirá pasar de 30 a 120 metros por minuto, reduciendo tiempos y costos; Equipos de terminación de alta productividad orientados a grandes volúmenes.

“Estas máquinas trabajan con un prensista; ya no es necesario cambiar planchas ni hacer largos ajustes. Todo se maneja desde el computador, desde el archivo”, detalla Toro.

Además, el empresario subraya el rol de la observación constante del mercado internacional, a través de ferias especializadas, sobre todo en labels y packaging, donde hoy se concentra la mayor innovación.

Un sector en transformación y un mensaje para los impresores

Para Toro, la industria gráfica vive un cambio estructural: la digitalización redujo drásticamente la demanda por catálogos, revistas y material publicitario, mientras que los libros tienen tirajes mucho menores que hace una década. A ello se suman nuevas regulaciones sobre envases de un solo uso y cambios en los hábitos de consumo.

Su consejo para otros impresores es directo: “Mi mensaje es no estar tranquilo. Siempre hay que estar buscando dónde va a estar la oportunidad”.

Y agrega, “la industria gráfica no va a volver a ser lo que era. El desafío es adaptarse, moverse hacia segmentos donde aún hay valor: packaging, etiquetas, servicios especializados. Si no, el mercado decide por uno”.

Personas, cultura y compromiso a largo plazo

Más allá de las máquinas y las inversiones, el grupo construye su futuro sobre una base humana sólida. Papermint cuenta hoy con cerca de 50 colaboradores, sin ellos ninguna idea o innovación 

sería posible. De estos, alrededor de diez trabajan con Erik desde 1991/1992. 

En Quintero, su socio César Morales, gerente general, es un aliado clave en esta visión de crecimiento permanente:

“César es inquieto, igual que yo. No nos quedamos tranquilos, estamos siempre renovando y creciendo”, comenta.

Las plantas han cambiado, las líneas de negocio se han ajustado, pero el espíritu emprendedor se mantiene intacto. Y es justamente esa convicción la que ha acompañado por más de tres décadas, la que hoy vuelve a impulsarlos hacia un nuevo y promisorio capítulo.